Cuantas personas alrededor del mundo viven su día a día sin encontrar respuestas viendo como se derrumba su sueño y el ideal de tener una familia feliz. Muchas otras viven una vida de tolerancia mutua, en donde para la sociedad aparentan ser felices, pero dentro de la convivencia diaria es un ambiente hostil y desintegrado.
Por otro lado, la labor de los padres hoy en día dista mucho de ser una tarea sencilla; los hijos viven un mundo absorbido por la tecnología y el acceso indiscriminado a la información de todo tipo, en donde parece más que imposible la tarea de mantenerlos cerca de los valores que por generaciones han venido convirtiendo hombres y mujeres de bien para la sociedad.
Siempre me he preguntado si existen las familias perfectas, pero sí sé que toda familia puede trabajar para ser mejores cada día. Por eso, el Encuentro Internacional de la Juventud y la familia se creó con la finalidad de que todo nuestro soporte central con el que contamos, que es nuestra familia, también crezca y se desarrolle en todos los ámbitos.
Todos necesitamos tener nuestras propias fuentes de energía para conseguir que las cosas por las que nos esforzamos vayan bien; esa energía la encontramos en nuestra familia y es por ella y para ella que anhelamos lograr todas nuestras metas, aspiraciones y ambiciones.